29 de enero de 2020

Dijiste vértigo y adrenalina
y sin pensarlo dos veces
entré de lleno en el juego.
No pregunté
de qué iban las reglas,
ni me detuve
cuando comprendí
que no había ninguna.
Cómo no imaginar
el acantilado,
el salto al vacío,
la caída libre,
mi cuerpo hecho añicos
en ese infierno de rocas y aves de rapiña.
Cómo no imaginar semejante final.
Ya no sé
cómo jugar este maldito juego.
Se me ha ido de las manos.
No puedo jugarlo así,
como vos querés.
Con tus tiempos,
con tus ritmos,
a medias tintas.
Pero la culpa
es enteramente mía:
No supe cómo copiar
tu cadencia, tu compás.
Cómo balancear los abrazos,
dosificar los besos,
frenar las palabras
que se me salían del cuerpo
cada vez que me mirabas.
No supe cómo jugar un juego
al que vos ya le habías puesto final.

23 de enero de 2020

Me voy a olvidarte,
armo las maletas
con los restos rescatados
del vendaval que dejaste:
la malla
             para los días de sol,
las gafas negras
             para los días de llanto.

Me voy a olvidarte,
pero llego a destino
y te encuentro
en todos los lugares
en los que jamás estuviste.

Alguien pasa a mi lado
y deja un (tu) aroma en el aire;
lo aspiro como un adicto
en eterna recuperación.

Paso páginas enteras
de libros que no entiendo.
Y la gente se empecina
en hablarme en lenguas muertas.

La ciudad entera
se convierte en un campo minado
a punto de estallar.

Me voy a olvidarte,
como si distancia y olvido
tuviesen algún grado
absurdo de parentesco
y el olvido estuviese exactamente aquí,
en estos miles de kilómetros
que puse entre los dos como distancia.

Pero llego a destino y comprendo
que de todos los viajes
que podría haber hecho
para poder olvidarte
éste ha sido
el más inútil.

Porque apenas al llegar-
como si fueras
una gran mancha voraz
que se desparrama
sobre la acera mojada-
ya lo has conquistado todo.

14 de enero de 2020

Todos mis pronósticos
fallaron con vos.
Siempre.
Cada vez que jugaba a adivinarte
aparecías por el vértice opuesto.
Debí, al menos, haberte previsto.
Haber prevenido la hecatombe,
el desastre que dejarías a tu paso.
Pero mis instrumentos de precisión
dormían en un baúl del ático
y nunca funcionaban en casos extremos.
No te vi venir.
Eras el combo completo,
una mezcla maldita y perfecta
de amor
            tristeza
                      alegría
                               desazón
                                          felicidad
                                                      dolor.
Una amalgama prolija y cerrada al vacío
en cuya cubierta sólo se leía:
tire para abrir.

Mi foto
Córdoba, Córdoba, Argentina
Guillermina Delupi© nació en San Luis en 1975. Actualmente vive en Córdoba. En 2011 participó del Primer Certamen de Ensayos "Las Nuestras. Mujeres que hicieron historia en Córdoba" y su ensayo fue publicado en un libro que reunió los relatos ganadores. En diciembre de ese año La Central, revista cordobesa de cultura, publicó su relato: "El hacedor de pollitos de colores". El diario Los Andes (Mendoza) publicó en 2012 el cuento "Noticia de una muerte" y en diciembre de 2013 la revista Rumbos digital publicó su relato "Las mujeres de mi familia". En 2014, la editorial Dunken incluyó su poema "De una vez" en la compilación "Letras del Face 3" y seleccionó “El hacedor de pollitos de colores” para integrar el libro de cuentos “Viajá conmigo”. En junio de 2014 ganó el 3° premio en el certamen literario nacional Paco Urondo y en septiembre Marcel Maidana Ediciones editó su eBook: “Fantasmas de otros”. En junio de 2019, su primer recital de poesía recibió un beneplácito del Concejo Deliberante de Córdoba por su aporte a la cultura. Ah, su amiga Emma Gunst (emmagunst.blogspot.com.ar) publicó tres de sus poemas en el blog que reúne a mujeres poetas de todo el mundo y de todos los tiempos.