27 de julio de 2016

Nunca pude decirle nada

Nunca pude decirle nada. Tenía derecho a todo.

Había descubierto la muerte
Cuando aún no cumplía los veinte
y reconstruido su vida
con restos de escombros encontrados en patios vecinos.

Tenía que perdonarle todo.
Aún sus desaires, sus malos tratos,
sus venganzas a destiempo y sin sentido.

Nunca pude decirle nada.

Ya demasiado difícil era que la gente le pidiese cosas
que ella no podía darles por el simple y mundano hecho
de que no las tenía.

Ya demasiado difícil era para ella cargar con tanta desolación
sin nadie que le cubriese jamás la retaguardia.
O al menos alguien que tuviese el buen tino de hacerle señas
desde la esquina.

Sin título

Apoyó su cabeza contra la mía
y me preguntó
si podía sentir su desesperación.

 “No la siento”,
mentí con precisión
mientras mi respiración se agitaba.

La noche anterior
había roto para siempre la promesa
de escribirle cada vez que le extrañara.

13 de julio de 2016

Sin título

Dibujó soles en mi vientre
hasta quedarse dormido.

Lo vi soñar
con dragones y serpientes

Y perderse una y mil veces
en los laberintos de mi alma.

Yo perdí la cuenta
de los besos que faltaron.

Y me alejé en silencio
para no despertarle.

Sin título

Dibujó soles en mi vientre
hasta quedarse dormido.

Lo vi soñar
con dragones y serpientes

Y perderse una y mil veces
en los laberintos de mi alma.

Yo perdí la cuenta
de los besos que faltaron.

Y me alejé en silencio
para no despertarle.

3 de julio de 2016

El espejo

Era tan profundo que no supo cómo hacer
para no caérsele adentro
cada vez que la miraba.

Sus ojos le parecieron una genialidad,
como la del espejo,
en esa obra de Velázquez.

Uno mira el cuadro y de repente ¡zaz!,
se convierte en esos dos reflejos
que asoman borrosos desde la otra punta del salón central.

Una noche inevitable, ella trastabilló
y se perdió para siempre
dentro de aquellos ojos profundos y abismales,
(Hay quienes dicen que aún sigue cayendo).

Y yo me quedé pensando
en la seriedad de algunas profundidades.
En eso y en la genialidad del espejo de Velázquez.

Porque después de todo,
nadie contempla los detalles de una obra de arte
si no es de a dos.
Mi foto
Córdoba, Córdoba, Argentina
Guillermina Delupi© nació en San Luis en 1975. Actualmente vive en Córdoba. En 2011 participó del Primer Certamen de Ensayos "Las Nuestras. Mujeres que hicieron historia en Córdoba" y su ensayo fue publicado en un libro que reunió los relatos ganadores. En diciembre de ese año La Central, revista cordobesa de cultura, publicó su relato: "El hacedor de pollitos de colores". El diario Los Andes (Mendoza) publicó en 2012 el cuento "Noticia de una muerte" y en diciembre de 2013 la revista Rumbos digital publicó su relato "Las mujeres de mi familia". En 2014, la editorial Dunken incluyó su poema "De una vez" en la compilación "Letras del Face 3" y seleccionó “El hacedor de pollitos de colores” para integrar el libro de cuentos “Viajá conmigo”. En junio de 2014 ganó el 3° premio en el certamen literario nacional Paco Urondo y en septiembre Marcel Maidana Ediciones editó su eBook: “Fantasmas de otros”. En junio de 2019, su primer recital de poesía recibió un beneplácito del Concejo Deliberante de Córdoba por su aporte a la cultura. Ah, su amiga Emma Gunst (emmagunst.blogspot.com.ar) publicó tres de sus poemas en el blog que reúne a mujeres poetas de todo el mundo y de todos los tiempos.