En el vino que me bebo,
en el modo de mirar a mi hijo,
en algunos de mis gestos.
Hace días que la ausencia de mi padre me ronda.
En algunas palabras que no digo,
en la manera en que mis codos se apoyan sobre mis rodillas,
en la forma de inclinar el cuerpo apenas hacia adelante.
Hace días que la ausencia de mi padre me ronda.
Lo siento ir y venir de un lado a otro.
Cuando estoy sin hacer nada; mientras preparo la comida.
Cuando trabajo en mi estudio y oigo el repiqueteo de sus pies en la escalera.
Hace días que la ausencia de mi padre me ronda.
En un descuido, ha tomado la casa por asalto,
se ha adueñado de todos los espacios
y se ha acomodado en cada uno de los rincones.
3 comentarios:
Hermoso poema para una figura imborrable.
¡Gracias, Griselda! ¡Abrazote! :)
¡Gracias, Griselda! ¡Abrazote! :)
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