observarse desde lejos
como si uno fuese el otro.
... lo peor viene con el amanecer,
ese imprudente que nos quita toda magia,
toda locura, toda razón de ser (o de no ser).
Y uno se siente un imbécil
cuando los rayos del sol
rebotan en los vidrios empañados.
Si nos sentáramos a contemplar,
no ocurriría esto que digo.
Hay alguien a quien ya no me atrevo a mirar.
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