en el cuartito de pensar
para que dirimieran entre ellas
sus manifiestas diferencias.
Después de unos cuantos días
con sus respectivas noches,
aún no he logrado (ni en parte, mucho menos en un todo)
que lleguen a un acuerdo.
De a una se han ido escapando:
filtrándose por el tragaluz,
a hurtadillas por debajo de la puerta,
sigilosas, por las hendiduras de la ventana.
Encerré a todas mis contradicciones
en el cuartito de pensar,
pero sólo logré que se unieran y en bandada
volvieran nuevamente a romperme los esquemas.
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