7 de marzo de 2013

Homenaje


Saber que te has ido para no volver: el eterno desconsuelo de los ateos. Esa certeza de saberte ya en ninguna parte. Esa irrefutable evidencia de que no te has ido más que a la tierra de donde viniste un día, y ya pronto ni siquiera ahí estarás.
¿Cómo me encontraste? Si te fuiste así, tan rápido, que ni tiempo tuvimos de decirnos nada.
Al principio no te reconocí. O quizás me costó creer que fueras vos. Pero luego te oí venir. Fueron tus pasos los que te delataron. Ese andar de tus pies pesados raspando el suelo a medida que te acercabas.
Pude espiarte por la mirilla del ojo izquierdo mientras achicabas la distancia que nos separaba. Después te perdí un segundo. Pero sólo fue el instante previo a presentir tu sombra justo detrás de la mía. Sentí cómo tus manos se asentaban sin apuros sobre cada uno de mis hombros. Apreté fuerte los ojos, a destiempo, pero qué podía hacerle. Fue tarde para atajar las lágrimas que rodaban cara abajo y se estrellaban contra el piso. Las que logré atrapar se diluyeron tras los párpados cerrados para rearmarse del otro lado -como quien aprieta una bolita de mercurio y luego junta sus pedazos a empujones- uniéndose al resto de paracaidistas suicidas.
Fue tu voz la que habló a mis espaldas: “no, no. No empieces tan temprano”. Me quedé muda. No entendí la sentencia. ¿Era simplemente el anuncio de que ahí estabas? Siempre solías anunciarte con maneras sinsentido, con frases desconexas. Y parecías no haber perdido la costumbre. Pero yo ya sabía que ahí estabas: si eran tus manos gruesas y ajadas las que tomaban mis hombros como si no fueran a soltarlos jamás.
Respiré olor a tabaco, ese que tenías impregnado en la piel desde hacía tanto tiempo. Pude ver tus dedos amarillentos, de uñas ya marrones. Me pareció oír que también tosías. Pero no estoy muy segura.
No abrí los ojos. Era lindo reconocerte con todos los sentidos. Respiré más hondo y me choqué con ese conjunto azul de grafa que usabas en las fábricas. Pasaste por tantas (y siempre la misma camisa, siempre el mismo pantalón).
Ya no te veo, es cierto. No podré volver a verte nunca más. Y sufro el eterno desconsuelo de los ateos.
Pero qué suerte que hoy viniste. Qué suerte que hoy pudiste encontrarme acá, sentada en este banco marrón que huele a pupitre de escuela y a tiza recién borrada del pizarrón.
Si hubiera sido por mí, no hubiera sabido por dónde empezar a buscarte.
Sí, sí. Ya lo sé. Creeme que lo entiendo. Sé que no será fácil que nos volvamos a encontrar. Sé que quizás pasen meses. O años. Es esa manía que tienen los sueños, ¿viste? Tan impredecible, tan laberíntica, tan empecinada en que volvamos a perdernos.
Pero qué bueno que hoy pudimos vernos. ¿No creés? Nos lo debíamos.
Digo: más allá de los besos y los abrazos que nos faltaron, nos debíamos este habernos encontrado.
Hasta la próxima, viejo. Hasta siempre.

1 comentario:

Unknown dijo...

Che Delupi, decime, Che Delupi: ¿de dónde sacaste la tinta roja para escribir esto, Che Delupi?

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Córdoba, Córdoba, Argentina
Guillermina Delupi© nació en San Luis en 1975. Actualmente vive en Córdoba. En 2011 participó del Primer Certamen de Ensayos "Las Nuestras. Mujeres que hicieron historia en Córdoba" y su ensayo fue publicado en un libro que reunió los relatos ganadores. En diciembre de ese año La Central, revista cordobesa de cultura, publicó su relato: "El hacedor de pollitos de colores". El diario Los Andes (Mendoza) publicó en 2012 el cuento "Noticia de una muerte" y en diciembre de 2013 la revista Rumbos digital publicó su relato "Las mujeres de mi familia". En 2014, la editorial Dunken incluyó su poema "De una vez" en la compilación "Letras del Face 3" y seleccionó “El hacedor de pollitos de colores” para integrar el libro de cuentos “Viajá conmigo”. En junio de 2014 ganó el 3° premio en el certamen literario nacional Paco Urondo y en septiembre Marcel Maidana Ediciones editó su eBook: “Fantasmas de otros”. En junio de 2019, su primer recital de poesía recibió un beneplácito del Concejo Deliberante de Córdoba por su aporte a la cultura. Ah, su amiga Emma Gunst (emmagunst.blogspot.com.ar) publicó tres de sus poemas en el blog que reúne a mujeres poetas de todo el mundo y de todos los tiempos.