y digan ustedes si no son los rostros más honestos
que jamás hayan visto.
La mejor versión de nosotros mismos,
la más sincera, la más calma, la más brutal.
Los rostros de los que duermen
no fingen muecas:
no perciben a nadie mirando.
Pero siempre hay entre las sombras de la noche
un par de ojos negros que miran.
Que miran y callan.
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