Ay, Maga.
Cómo hacerte saber
que nos suceden las mismas cosas.
Que aunque no lo alcanzo a divisar con precisión
También sé que hay algo que falta,
que hay algo que nos estamos perdiendo,
que hay algo que está siéndonos negado.
Porque no puede ser
que la vida sea solo esto:
un carretel de hilo que se acaba,
una línea -a veces no tan recta- con un “triste y solitario final”.
Y esto no intenta ser ningún consuelo de nada,
sino solo un gesto fraterno,
un ademán solidario,
un guiño inútil de camaradería.
Un hacerte saber
que yo he estado (y estoy a menudo)
en ese sitio borrascoso
en el que vos también caes cada tanto.
Y que te acompaño con sincero afecto
en esa soledad oscura y desdibujada.