hubiéramos tomado ese primer café
que nunca me invitaste
y que yo nunca acepté.
En un universo paralelo
te hubieras quedado un ratito más
aún sabiendo que los ratitos más pequeños
también traen aparejado un irse luego.
En un espacio equidistante
me hubiera recostado en tu abrazo largo
del que solo me hubiese desprendido
al llegar la primavera.
En una realidad simultánea
hubiéramos ido al cine,
caminado la noche,
recorrido los días.
Pero ya ves,
no somos una metáfora del mundo real.
Y los multiversos siempre se empeñan en existir
del otro lado de nuestra realidad.