Me paro en el vértice que divide los vasos:
los medio llenos, de los medio vacíos
y juego a que en algún lugar del universo
todo es siempre posible.
Estadísticamente hablando
las probabilidades de que vos leas este poema
son las mismas de que yo no lo haya escrito nunca.
Y sin embargo lo escribo.
Como en la paradoja del gato de Schrödinger
vivo y muero al mismo tiempo
sin una conciencia que me observe.
Todo es cuestión de cálculo:
si no es hoy será mañana,
si no es aquí será allá,
si no es con vos
metete igual.
Es lógica pura:
las matemáticas y yo
siempre tuvimos
nuestras diferencias.