Me voy
porque no sé cómo quedarme.
Porque llegué tarde a esa encrucijada
en la que el amor y el desamor se dan la mano.
Porque me detuvo en seco esa bifurcación,
ese cruce de caminos sin carteles.
Esa intersección
en la que está prohibido detenerse.
Me voy
porque no puedo sostener a esa mujer que ves.
A la hora señalada me iré
(justo antes de que todo acabe).
A la hora señalada,
esquivaré la fatalidad inexorable del desamor.